sábado, 24 de junio de 2017

Yoga por los pueblos, una experiencia personal.


por Pablo Rego | Una feliz circunstancia que con los años se fue transformando en una motivación. Llevar Yoga a donde hace falta. Desde 2008, en la Comunidad Valenciana, España, a pueblos como Almazora, Requena y Nules hasta la actualidad, cuando cada día voy a dar clases a pueblos de la Provincia de Buenos Aires, Argentina,  como Iriarte, Alberdi y Germania.

La vida en los pueblos y Yoga.

Se suele pesar que la vida en los pueblos es mucho más tranquila que la de las ciudades. Desde el punto de vista del ritmo y de la cantidad de actividad puede ser cierto, pero teniendo en cuenta el estilo de vida del mundo globalizado, la necesidad de liberarse de las tensiones se impone ante los síntomas que presentan los pobladores de estrés y enfermedades relacionadas con hábitos físicos, alimenticios y emocionales poco saludables.

Aquellos que viven a kilómetros de distancia de las grandes urbes miran los mismos canales de televisión, usan los mismos tipos de teléfonos, se comunican de la misma manera y  muchas veces crean necesidades tan artificiales como las que se tienen en las grandes ciudades. La intensidad de la vida de estos tiempos hipercomunicados llega a todas partes.

Desde las primeras incursiones en las que pude compartir Yoga en diferentes pueblos de España, y luego de Argentina, fui aprendiendo a dar con sencillez, a destacar la autenticidad como la mejor manera de comunicar, la transparencia en el mensaje y la contención en el aprendizaje.

Aprendí que aquellos que viven lejos de las ciudades, porque les parece mejor, muchas veces reciben lo peor de nuestras sociedades, ya que se sobrevalora la actividad económica y productiva de las ciudades y se desprotege y abandona a los pueblos, cuna de la esencia de las personas, reducto de una vida más auténtica y ecológica y con un fuerte práctica de los vínculos humanos.

Así y todo, en estos tiempos, practicar Yoga también es una necesidad en los pueblos.

Mi camino como un holograma.

Siguiendo la máxima que dice “Haz aquello que amas y no trabajarás un solo día de tu vida”, luego de años de práctica de Yoga, decidí dedicar mi tiempo a dar a conocer esta actividad, compartiendo mis experiencias y conocimientos en sesiones de Yoga.

Durante mucho tiempo había practicado en silencio mientras desarrollaba otras actividades, estudiando los aspectos más profundos y menos obvios de la práctica y tratando de entender con todo mi Ser los textos y ejercicios de Yoga. Al cabo de unos dos o tres años se instaló en mí la controversia de tomar el Yoga como una actividad profesional, controversia que trasciende mis propios pensamientos y está instalada en la actualidad en todo el mundo con el resultado de diferentes conclusiones.

Pero, conforme pasaba el tiempo, creció en mí el impulso de compartir, de dedicar más tiempo al Yoga que a otras actividades y fue entonces cuando decidí que estaba preparado para dedicarme a guiar sesiones con la sensación de estar bastante empapado  el espíritu del Yoga. Y digo “bastante” porque nunca parece ser suficiente por lo infinito de este espíritu.

Llevaba tres años viviendo en España, en un pueblo de la Comunidad de Madrid cuando m vida dio un cambio radical y una crisis personal me condujo a abrazar con cuerpo, mente y alma la posibilidad de dar forma a todo ese conocimiento que llevaba muchos años ya cultivando por mi cuenta. Fue entonces cuando me dediqué por completo a formarme como profesor, para adquirir las herramientas didácticas y estructurales de la docencia, dentro del contexto de Yoga.

Luego de realizar varios cursos de formación, comencé a dar Yoga en el pueblo en el que vivía y en otro no muy lejano. Pero estaba en proceso de mudarme a Valencia por lo que aquellas clases de Majadahonda y Sevilla la Nueva en la Comunidad de Madrid, quedaron en una señal que ahora puedo sumar a al resto del camino.

Llegué a la capital valenciana en 2008 y armé mi primer estudio de Yoga “Yoga sin Fronteras” en el centro de la ciudad, en el barrio de Cánovas. Además comencé a dar clases en otros tres lugares diseminados por diferentes barrios.

Pero, mientras me instalaba y comenzaba desde cero con esta actividad de manera profesional, con mucha ilusión, pero también con bastante incertidumbre, recibí una convocatoria, como un llamado mágico, de un pequeño empresario que se dedicaba a organizar cursos de formación profesional. Y como profesor de Yoga que era, Don Paco Molina quería incluir esta disciplina dentro de las posibilidades de la educación física de los trabajadores.

Este proyecto me llevó a dar clases regulares a tres pueblos ubicados fuera de la ciudad de Valencia. Allí comencé a experimentar el viaje en carretera hasta un pueblo. Conocer a unas personas con unas características particulares. Y comencé también a experimentar la comunicación y la guía de mis clases de Yoga con seres ávidos de actividades, de conocimiento (que por lo general nunca habían hecho Yoga), de poder vivir lo mismo que se vive en las ciudades sin tener que atravesar la dificultad de llegar hasta ellas.


Kilómetros de Yoga

Comencé a hacer kilómetros y a percibir un viaje particular. Un viaje en el que ir proyectando mentalmente la forma a una sesión de yoga, en el que reconocer a los practicantes y sus necesidades e ir diseñando a través de la intuición y el conocimiento la mejor sesión posible para todos y cada uno.

Recorría unos 60km hacia el norte para dar clases en la Provincia de Castellón, en Almazora, Nules o Moncófar; o viajaba hacia el oeste, uso 60 kilómetros hasta Requena. Y en cada oportunidad fui descubriendo el trato amable y respetuoso de quien recibe con alegría y agradecimiento la llegada de una actividad muchas veces, aún hoy, desconocida o mal conocida.

Luego de un tiempo de realizar estos viajes, pudiendo experimentar también las clases de Yoga en la ciudad, el destino me llevó a mi Buenos Aires natal, en Argentina, ciudad en la cual me instalé y repetí la experiencia de crear un estudio de Yoga, en el céntrico barrio de Recoleta, en donde estuve algunos meses.

Pero luego de un tiempo volvió a repetirse aquella primera experiencia de los viajes por las carreteras españolas, pero esta vez por las rutas del interior de Argentina, en la extensa  Provincia de Buenos Aires.

Las clases de Yoga en los pueblos empiezan ahora por el pueblo que habito, Iriarte (o Colonia San Ricardo), un pequeño pueblo a 350km de la inmensa ciudad de Buenos Aires, rodeado de campo, cielos y horizontes. Los viajes por ruta me llevan ahora a Juan Bautista Alberdi y Germania, dos pueblos distantes unos 15km y 35km de mi hogar.

Llevar el mensaje, mucho más que dar clases.

La experiencia de casi diez años de realizar esta actividad, la de dar Yoga por los pueblos, me enseñó que la concentración de todas las actividades de nuestras sociedades deja gente afuera, incluso Yoga.

En las grandes ciudades crecieron las escuelas y los estilos de Yoga, pero en los pueblos se suele pensar que yoga es una actividad menor, de pura relajación que tienen que practicar las señoras mayores con poca movilidad. La información que poseen en la práctica tiene mucho que ver con las primeras y limitadas interpretaciones que se hacían en Occidente de la manera de cultivar, practicar y compartir Yoga.

En pleno Siglo XXI y con herramientas tecnológicas como las que existen hoy en día para verlo todo, en lo pequeño, en lo real, dar clases de Yoga en los pueblos es una manera de aclarar cuáles son las formas y conceptos que en todo el mundo occidental ha ido tomando el Yoga, debiendo ser destacados los aspectos del profundo entrenamiento físico para niños, jóvenes, adultos, adultos mayores, mujeres y hombres, y sus consecuencias positivas para la salud, la dimensión mental para encontrar un estado interior equilibrado y lo positivo de la transformación espiritual como elemento que mejora el ambiente social que se vive en las pequeñas comunidades.

Además de la práctica cotidiana y de organizar clases de Yoga, la necesidad de explicar y aclarar nociones básicas, que en otros sitios como las ciudades se da por hecho, quizá sea el mayor desafío para un profesor. Y la mayor satisfacción ver una y otra vez los excelentes resultados obtenidos por los practicantes en cada sesión.

Luego de tantos kilómetros, en un camino que siempre me parece estar comenzando, no me queda más que una sensación e gratitud al Yoga y a todas las oportunidades que tuve de conocer tantos Seres diferentes y particulares, de explorar diferentes ámbitos, de introducir a tantas personas a la práctica de Yoga, ya que desde su primera vez muchos han abrazado el conocimiento y cultivado esta amada, poderosamente transformadora y generosa actividad, convirtiéndola en algo permanente en sus vidas. 

©Pablo Rego
Profesor de Yoga
Masajista-Terapeuta holístico
Diplomado en Medicina Ayurveda de India

viernes, 22 de abril de 2016

Yoga en las escuelas de Iriarte.


Con motivo de la “Semana de la actividad física” fuimos invitados por la dirección de la Escuela primaria y el Jardín de infantes de nuestro pueblo, Iriarte (de la provincia de Buenos Aires), a compartir con los niños de ambos establecimientos una sesión de Yoga, para que, dentro del marco de la actividad física, los niños pudieran conocer y experimentar el Yoga como una actividad más, disponible en la sociedad actual.

Realizamos una sesión de unos cuarenta minutos, en algún aspecto experimental, pensando en que los niños pudieran probar un poco de todos los diferentes aspectos de una clase de hatha yoga (yoga del cuerpo).

Hicimos un pequeño ejercicio de toma de consciencia, una aproximación al pranayama (respiración consciente) varias asanas (posturas) relacionando al Yoga con la naturaleza, una relajación profunda y, para finalizar, la repetición del mantra “om”.


Los niños de la Escuela primaria, que suelen ser más revoltosos o inquietos, aceptaron de muy buen grado la propuesta. Fueron entrando en el clima de la sesión de apoco, se divirtieron con la propuesta de las posturas, al momento de relajar lo hicieron con mucho compromiso y disfrute y al llegar el momento de repetir todos juntos el mantra “om”, el respeto y la energía que se sintió fueron impactantes.

El encuentro en primaria fue por la mañana y por la tarde repetimos la propuesta en el Jardín de infantes al que asisten niños de tres a cinco años.


En el Jardín, aunque los niños tienen unas características diferentes por la edad, la predisposición fue la misma. Los niños participaron, quizá un poco más extrañados ya que necesitan algo más de tiempo para entrar en confianza (sobre todo los más pequeños), pero de apoco se fueron activando y terminamos compartiendo las posturas, la relajación profunda y la repetición de los “om” con una actitud muy participativa.

Puede parecer sorprendente, pero los niños, los más y los menos inquietos, tienen una receptividad natural al Yoga que resulta muy interesante de experimentar. La idea de acercar el Yoga a los niños y los niños al Yoga, en el ámbito de la Escuela resulta de gran importancia, sobre todo por los resultados obtenidos el mismo día de la práctica y después.


Vivir en un pueblo brinda la oportunidad de ver a los niños por la calle durante todos los días del  año y la manifestación de cariño por parte de ellos es la muestra fiel de que la experiencia de el Yoga en las escuelas fue muy positiva.

Esperamos seguir creciendo con propuestas en las escuelas ya que en el entorno social actual una actividad como Yoga, sus formas de afrontar el ejercicio físico y sus valores, puede aportar elementos muy positivos para la formación integral de los niños, sobre todo en el ámbito humano, fundamental para la aceptación y aplicación del conocimiento adquirido en las materias curriculares.





domingo, 17 de abril de 2016

Ayurveda, un enfoque diferente sobre alimentación.


Imagen ©Photobucket.com
por Pablo Rego | La alimentación es uno de los aspectos fundamentales para encontrar la salud. Según esta ciencia milenaria todos somos diferentes y a cada Ser le corresponde o conviene una combinación determinada de alimentos para encontrar la senda de la plena salud.

Ayurveda es la forma de medicina organizada más antigua que se conoce. Su origen se remonta a tiempos muy remotos, similares a los del Yoga, hace más de cinco mil años.
El término “Ayurveda” se origina a partir de un texto que forma parte de los Vedas, libros sagrados de la India antigua, comúnmente traducido como “la ciencia de la vida” o “el libro para la vida (o el mejor vivir)” (“ayur” = vida en sánscrito; “veda” libro que lo contiene).

Relacionamos Ayurveda y alimentación porque esta ciencia, concebida en una época en la que los fármacos y los laboratorios no existían, consideraba a los alimentos como aquellas sustancias que pueden equilibrar o desequilibrar el funcionamiento del organismo, trayendo la salud o la pérdida de ésta como consecuencia.

La concepción del Ayurveda, que actualmente es reconocida por la Organización Mundial de la Salud  como una de las medicinas válidas y más practicadas en el mundo, tiene todo que ver con la forma en la que los antiguos humanos, nuestros ancestros, pensaban el Universo.

Unas sustancias base o elementos constituyen todo lo que existe. Sin estudios de la química minuciosa de hoy en día, establecieron cinco elementos fundamentales como constituyentes de Todo: aire, fuego, tierra, agua y éter. La combinación, en mayor o menor medida de estos elementos van dando diversas estructuras más o menos densas en el mundo de la materia, desde un ser vivo o una roca hasta un planeta o un sistema estelar completo.

El cuerpo humano, su actividad psíquica, sus procesos, la estructura física, todos son concebidos como la sumatoria o la combinación en diferentes proporciones de estos cinco elementos. Desde allí se parte para pensar la incorporación de nuevos elementos (los alimentos) al organismo vivo que es el ser humano.

Las distintas estructuras según Ayurveda

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Dado que hay un rango importante de manifestaciones naturales y el ser humano ocupa un lugar particular entre ellas, la determinación de estos tipos naturales está dada por la combinación de los elementos, dando así un resultado ideal que se denomina PRAKRUTI (lo contrario es VIKRUTI) que no es otra cosa que el equilibrio que nunca deberíamos perder para tener salud, o que, habiendo perdido la salud, nos servirá como guía para regresar a encontrarla.

Cada Ser está determinado por la constitución del tipo físico, psicológico y por sus hábitos naturales que se analiza a través de un test que normalmente realiza un especialista en el tema. La combinación de los elementos constituyen los llamados DOSHAS que son tres y que luego, combinados, van representando a la inmensa variedad de expresiones de los seres humanos.

- Aire + éter = Vata dosha
- Tierra + agua = Kapha dosha
- Fuego + agua = Pitta dosha

Estos tres doshas, vata, kapha y pitta se combinan dando una estructura referente para cada persona. En general se combinan los tres dando uno predominante que hay que controlar por sobre los otros, un segundo que hay que observar y un tercero que ocupa un lugar menos preocupante para mantener el equilibrio.

Por ejemplo Pitta-Vata ó Vata-Pitta, Vata-Kapha o Kapha-Pitta, etc.

Cómo funciona la alimentación Ayurveda

Si tenemos en cuenta que todas las estructuras del Universo están compuestas de estos elementos combinados, todos los seres contienen en su conformación también los cinco elementos fundamentales. A cada estructura conviene aportarle diferentes elementos como alimentos para no desequilibrar su PRAKRUTI o equilibrio primordial.

Los alimentos, de acuerdo a como los concebimos en la actualidad nos aportan energía y nutrientes. Pero no todos los tipos de energías y no todos los nutrientes son buenos por igual para todas las estructuras.

Imagen ©Photobucket.com

Una persona hiperactiva de constitución física menuda y mente fantasiosa no tomará de igual manera los alimentos que una persona de estructura física mediana o robusta, o con una mente serena o  inquieta que realiza actividad física intensa o no realiza ninguna actividad. Las características que van definiendo los doshas son muchas y cada vez pueden sutilizarse más en su definición.

Cuando definimos los porcentajes de los elementos constitutivos y la estructura dóshica de las personas, podemos crear un plan de alimentación que compense los posibles desequilibrios por características y hábitos.

Luego, el proceso es muy sencillo y natural. Cuanto más vamos conociendo ese equilibrio más lógico nos resultará comer o beber determinado producto y en determinado estado. Alimentos más o menos picantes, más o menos dulces o salados, calientes o fríos, más pesados o livianos, más o menos oleosos, etc.

El tipo de equilibrio que buscamos estará completamente ligado al tipo de alimentos que, creando un hábito, iremos seleccionando para aportar al cuerpo lo que le falte y eliminando lo que le sobre, tanto desde el punto de vista eminentemente físico y orgánico como psicológico y energético.

Ayurveda considera a cada Ser como un organismo particular y tiene en cuenta las emociones, aficiones, gustos, inquietudes, historia, etc. además de la estructura física y mental. Cada elemento determinado aporta algo a la constitución de una persona y debe ser tenido en  cuenta para encontrar (o recuperar) el equilibrio específico de cada uno, evitando los simplismos y las recetas mágicas, únicas o uniformes para todos y analizando en profundidad cada necesidad para hallar el camino único que oriente a cada Ser hacia su plena salud.

Pablo Rego
Profesor de Yoga
Diplomado en Medicina Ayurveda de India
Masoterapeuta holístico

viernes, 15 de enero de 2016

Cómo reducir y evitar calambres con magnesio

Los calambres son una dolencia que suele manifestarse con asiduidad en diferentes ocasiones, tanto al realizar alguna actividad física o movimiento concreto - cuando al movilizar el cuerpo muchas de las partes que permanecen normalmente inmóviles se activan- o cuando, por ejemplo, dormimos. 

La aparición de este síntoma se debe en parte a que la tensión que podemos tener habitualmente en la estructura muscular cambia o se relaja y “soltamos” la postura y la tensión en esos músculos que se contraen involuntariamente.

Una de las causas de esto es la pérdida por deshidratación de los llamados electrolitos o sales minerales presentes en el cuerpo que crea irritación en el tejido muscular volviéndolo más propenso al calambre. Otra causa típica es el estrés que altera el sistema nervioso creando focos de irritabilidad y exceso de tensión para sufrir la misma dolencia.

Falta de magnesio

Si de carencia de minerales en el cuerpo hablamos la pérdida o ausencia de magnesio es un factor recurrente en las condiciones necesarias para la aparición de calambres. Los síntomas se pueden percibir en todo el cuerpo y muy fuertemente en las piernas. Normalmente es difícil que los médicos puedan constatar la carencia de magnesio en un músculo u órgano determinado ya que aunque se de esta situación los índices de magnesio en sangre pueden aparecer como normales.

Son varias las causas que “barren” el magnesio del cuerpo. La falta de hidratación para incorporar sales al cuerpo, el estrés, una alimentación excesivamente acidificante por demasiado consumo de carnes, azúcares o harinas refinados, alcohol o tabaco y el escaso  consumo de verduras, semillas y alimentos frescos o la utilización constante de diuréticos y otros medicamentos.

Colágeno, magnesio y vitamina C

El magnesio y la vitamina C son fundamentales para la creación de colágeno. El colágeno es la proteína más abundante en el cuerpo humano  y es fundamental para el desarrollo de los cartílagos, tendones y la matriz orgánica del hueso. Esta proteína forma parte de la mayoría de los tejidos del cuerpo.

La ausencia de colágeno puede notarse, en un principio, por la rotura de vasos sanguíneos con síntomas como pequeños derrames o hematomas espontáneos y luego, la osteoporosis, la artrosis y otras dolencias articulares.

La falta de magnesio y su vehículo, la vitamina C, aceleran los procesos de pérdida de colágeno, creando desde los calambres hasta enfermedades articulares típicas como las mencionadas anteriormente.

Alimentos con magnesio y vitamina C para revertir el proceso de degradación

Si bien el consumo habitual de determinados productos nos va a aportar las sales y oligoelementos necesarios para la salud de nuestro organismo previniendo así, por ejemplo, los calambres, derrames y problemas articulares graves, es importante no acelerar su eliminación del cuerpo exponiéndolo a una tensión metabólica excesiva.

La alimentación que produce demasiados ácidos por una gran demanda del metabolismo para su procesamiento crea unas condiciones desfavorables en el ámbito de la conservación de sales esenciales y oligoelementos. La ingesta de productos de origen animal, el alcohol, las harinas refinadas, el azúcar refinado, por ejemplo, requiere del organismo la utilización de las reservas de minerales depositados en los huesos. La necesidad de utilización de estas sales por parte del organismo para normalizar el equilibrio ácido-alcalino crea la disminución de colágeno que, en última instancia, repercute en la salud de los músculos, vasos sanguíneos, órganos, huesos y articulaciones.

Cuidando ese aspecto podemos luego incorporar regularmente estas sales tan necesarias para el organismo a través de una alimentación saludable y equilibrada, con un alto contenido de verduras, frutas, frutos secos, legumbres y, en menor cantidad si es que lo creemos necesario, productos de origen animal (preferentemente pescado), etc.

Hay muchos alimentos, algunos muy específicos o especiales que no se consiguen fácilmente, pero si de incorporar a nuestra dieta alimentos ricos en magnesio se trata podremos conseguir con cierta facilidad los siguientes:

Cacao (puro, no chocolate), sésamo, semillas de girasol, almendras, quínoa, porotos (judías) blancos (y otros en menor medida, pero todos contienen magnesio), avena, avellanas, maíz, espinacas, perejil.

Como en el caso del magnesio la vitamina C está disponible en muchos alimentos, pero de manera accesible puede encontrarse naturalmente en los cítricos, especialmente en el limón, en el perejil, kiwi, arvejas (o guisantes), frutillas (fresas), moras, espinacas o lentejas.




La  vitamina C favorece la asimilación del magnesio y éste la creación del colágeno. La presencia de estos elementos de manera abundante en el cuerpo sumado a un estado de calma que impida el trauma por estrés más la disminución de alimentos acidificantes ayudará a crear un ámbito adecuado para la reducción de calambres y otros síntomas en el cuerpo.

Pablo Rego
Diplomado en Salud Ayurveda
Profesor de Yoga                  
Terapeuta-Masajista Integral


jueves, 9 de julio de 2015

Nuestros budines ¿Qué hay detrás de su elaboración?

La idea que nos llevó a comenzar con la producción de nuestros budines caseros fue la de crear un producto rico, a la vez que saludable.

Partiendo de la base de que el consumo sostenido de  azúcares y harinas refinados, lácteos y grasas animales producen, en la mayoría de los casos, efectos negativos para la salud y que, desde una idea culturalmente arraigada “rico y sano” no pueden ir de la mano, comenzamos a desarrollar y experimentar fórmulas que nos permitieran conseguir un producto apetecible creado con ingredientes (por separado y también en su conjunto) que permitieran disfrutar de algo diferente, rico y al mismo tiempo saludable.

Nuestro propósito lleva implícito, además, elevar el valor de los productos caseros. La energía puesta en elaborar un producto artesanal y casero forma parte del resultado final de los budines y por el tipo de elementos que utilizamos para su producción es muy importante saber manejar dichos productos ya que  muchos de ellos requiere de técnicas particulares para poder ser utilizados en repostería.

Hemos apostado a la utilización productos orgánicos. Tanto las harinas integrales -que aportan un mayor nivel proteico e hidratos de calidad dándole al organismo lentas dosis de la energía que el cuerpo necesita evitando así picos de glucemia-, como el contenido de azúcar de caña integral -que usamos en pequeñas dosis para darle un matiz dulce a la masa base-, el extracto de vainilla, etc. son de origen orgánico y/o natural pensando en que el producto final sea bueno para el organismo.


Al mismo tiempo, evitamos el uso de productos lácteos, en especial de la manteca que contiene grasas saturadas y dificultan el equilibrio de la salud, conduciéndonos con el tiempo al alto nivel de colesterol. En cambio utilizamos aceites vegetales, de primera prensada en frío, para conseguir una textura que se perciba como agradable al paladar.

El consumir este tipo de producto genera mayor saciedad, por lo que al comer un par de porciones, tendremos la sensación de estar satisfechos; por lo tanto consumiendo menor cantidad obtendremos alimento y energía suficiente, a través de los hidratos de calidad, evitando el consumo excesivo y la ingesta de hidratos pobres como los que nos aportan las harinas y los azúcares industriales y altamente refinados.

Por otra parte, el contenido de fibras de las harinas integrales y de los productos como frutas pasas o cocidas ayudan a mejorar el tránsito intestinal por lo que incorporar estos productos en lugar de los usados en la pastelería tradicional, nos ayuda a liberar ciertos conflictos orgánicos que suelen ser normales en gran parte de la población, como el estreñimiento.

La utilización de frutas nos permite variar en el sabor de los budines, utilizando la fructosa como endulzante natural. Elegimos frutas que aporten frescura a la textura del producto y buscamos dentro de lo posible, que el contenido de sus componentes aporten oligoelementos saludables como por ejemplo: el potasio y magnesio de la banana, el magnesio del cacao, la vitamina c de la naranja, el ácido málico de la manzana, el ácido cítrico del limón, etc.   


En lugar de usar chocolate como elemento base de algunos budines utilizamos el cacao puro o la harina de algarroba que dan una sensación similar al la del chocolate al comerlos, pero sin efectos nocivos sobre el organismo.

Además de la harina de trigo integral, que aporta proteínas e hidratos de carbono de calidad, el uso de la harina de algarroba nos permite dar a los budines azúcares naturales, minerales, proteínas, vitaminas y fibra.

En algunos casos recurrimos al uso de harina de centeno recomendada para los diabéticos por la baja producción de azúcar en sangre que se consigue al ingerirla. Muchas veces presente en panes, tomamos la experiencia de esta interesante harina para utilizarla también en los budines.  

Así, luego de experimentar y buscar texturas, de probar sabores, de concentrar una buena cantidad de información para crear un proceso de sustitución de productos clásicos e industriales por otros alternativos, integrales, agroecológicos  y orgánicos, llegamos a un piso de calidad que nos permite producir nuestros budines artesanales, ricos y saludables que con mucha y buena energía hacemos y compartimos desde Luz de Pueblo. 

jueves, 18 de junio de 2015

"Todos podemos meditar": actividad gratuita abierta a la comunidad

Iriarte, Buenos Aires, Argentina - El pasado sábado 13 de junio, abrimos las puertas de nuestra casa para guiar y compartir una meditación grupal en el marco de un programa que denominamos “Todos podemos meditar” que apunta a difundir la meditación y su práctica como herramienta de autoconocimiento y superación personal.


Fue nuestro primer intento, desde que estamos en Iriarte, de crear una reunión de gente interesada, curiosa y abierta para que la actividad comience a conectar desde el plano más sutil.

Estas actividades van creando oportunidades de cambio, consciencia individual y colectiva y un vórtice de energía creativa que atrae de manera intuitiva a los seres que sienten afinidad con el reto de mejorar-se cosa que, por otro lado, es lo más natural.


Disfrutamos de la compañía y el apoyo (que valoramos absolutamente) de alumn@s habituales de yoga y de la visita de nuev@s amig@s, vecin@s de Iriarte y de otras localidades de la zona que se acercaron a compartir con una linda energía que aportó una dimensión de riqueza a nuestro encuentro.


Desde Yoga sin Fronteras y Luz de Pueblo seguiremos organizando eventos de este tipo para que tod@s aquell@s interesad@s en aprender y crecer en el arte del autoconocimiento tengan su espacio en nuestra casa y puedan experimentar y compartir su camino con seres afines, en un marco de cordialidad y calma.

viernes, 12 de junio de 2015

Participamos en la feria de ciencias de Iriarte con el proyecto "La Huerta en el aula"

Pablo en el aula con los alumnos de 3º grado
Iriarte, Buenos Aires, Argentina – El 11 de Junio de 2015 se celebró, en la Escuela Primaria de nuestro pueblo, la “Feria de Ciencias” y hemos participado de ellas asesorando y ayudando a los chicos y la docente de 3º grado a crear su proyecto “La huerta en el aula”









Seguimos disfrutando mucho de interactuar con nuestra comunidad y mucho más de hacerlo junto a los alumnos y docentes de las escuelas.

Pablo junto a docentes de la Escuela Primaria de Iriarte


En el caso de “La huerta en el aula” tuvimos el placer de trabajar junto a los chicos en todo el desarrollo de la siembra de semillas de diferentes hortalizas en recipientes que pudieran ser cuidados y contenidos dentro de un ambiente cerrado, como lo es el salón de clases.


Trabajando con los niños en el parque de la escuela.




Junto con las docentes fuimos guiando a los alumnos en la selección de la tierra, la elección del formato de los contenedores, las semillas a sembrar, la ubicación en el aula para que pudieran acercarse a la luz, el riego, etc. 

Los alumnos sembrando en un maple de huevo

Los alumnos aportaron materiales como envases plásticos, cajones, maples de huevos y hasta ladrillos (uno de ellos con un hueco en el centro en el que sembramos unas arvejas (guisantes) y que resultó ser la mascota del stand de la feria)


Las arvejas brotando en el ladrillo

En algo más de un mes de trabajo la experiencia fue bastante amplia, ya que, los alumnos pudieron apreciar el nacimiento de cientos de semillas de diferentes tipos brotando en diferentes contenedores. 

Brotes de maíz
Brotes de rúcula y rabanitos

El entusiasmo demostrado por los niños ha sido grandioso y motiva a seguir alimentando sus inquietudes y ayudándolos a experimentar más en estos temas.


Un alumno armando "nendo dango" o bolas de barro y semillas


Como destino final, el día 11 de junio tercer grado presentó su stand documentando el trabajo realizado y concluyendo en lo importante de conocer el camino para producir los propios alimentos utilizando los recursos de una huerta orgánica.

Nendo dango brotando
Brotes en las bolas de barro y semillas

De eso, de la huerta orgánica y sus conceptos y alternativas fue de lo que hablamos, el tema que nosotros venimos experimentando y desarrollando en Luz de Pueblo y que gracias a lo apasionante de su práctica y la riqueza de su experimentación, transmitir el conocimiento, ayudar y apoyar esta experiencia fue algo totalmente disfrutable y enriquecedor, algo que esperamos continuar haciendo siempre que haya oportunidad..

Pablo con los alumnos de 3º grado de la Escuela Primaria

martes, 26 de mayo de 2015

Charla sobre Alimentación y Salud en la Escuela secundaria de Iriarte

Iriarte, Buenos Aires, Argentina - El pasado 8 de Mayo, en las instalaciones de la Escuela Nº 3 René Favaloro, tuvo lugar una charla abierta a la comunidad denominada "A comer también se aprende", de la que estuvimos encargados de su contenido, invitados por eCentro de estudiantes y alumnos de sexto año de dicha escuela, como parte del Proyecto "Kiosco Saludable" a través del cual los alumnos buscan crear alternativas saludables al formato socialmente aceptado de kiosko de venta de golosinas y productos envasados e industrializados.

A la charla asistieron los alumnos presentes de todos los cursos, profesores, y público en general. La temática expuesta abarcó temas como las consecuencias del consumo de comida industrial y sus perjuicios para la salud, cómo organizar una dieta sana y balanceada, temas relacionados con la agricultura y el mal uso y abuso de agroquímicos por parte de los productores, etc.

En la ronda de preguntas el público se mostró interesado por temas particulares en referencia a productos concretos, a los aspectos a tener en cuenta para conseguir alimentos sanos y producidos de manera natural, a las consecuencias del consumo de productos masivos y comunes, demostrando un verdadero interés y una preocupación por la forma en la que se tratan los alimentos en la actualidad, lo alejados que estamos de una alimentación sana y natural y las dificultades a las que se enfrenta la comunidad para poder alimentarse y nutrirse sin sufrir consecuencias negativas para la salud.

Cabe destacar el interés de todos los alumnos, de entre doce y diecisiete años, que permanecieron atentos a la charla durante la casi hora y media de extensión, atendiendo, realizando aportes constructivos y preguntando con la evidente intensión de aprender y mejorar su calidad de vida.


De esta manera Luz de Pueblo hace un aporte concreto a la comunidad, cumpliendo con un objetivo importante para nosotros que es la de ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida, compartiendo y difundiendo la información que fundamenta nuestra filosofía.

viernes, 15 de mayo de 2015

Pan de harinas integrales y semillas, cocido a las brasas.

Utilizando un técnica que suele usarse en el campo, por lo menos así lo hacen los paisanos de las sierras de Córdoba, aprovechamos el fuego de la parrilla, (puede hacerse en el hogar o haciendo fuego en el suelo), cocinamos un pan integral haciendo un "hornito" con una asadera en la base y recipiente como tapa.

El bollo del pan lo hicimos con harina integral de trigo, harina de integral de centeno, salvado de trigo, germen de trigo, levadura, sal rosa del Himalaya, un poco de aceite de girasol, semillas de lino, chía, sésamo, girasol y avena.

Mezclamos los ingredientes en seco y luego agregamos la levadura disuelta en agua y el aceite y amasamos. Dejamos reposar para el primer leudado. Luego del primer leudado volvemos a amasar para sacar los gases y dejamos reposar otra vez para el segundo leudado.

Cuando el bollo está listo pasamos a la cocción que haremos sobre el piso precalentado con el fuego y utilizaremos las brasas para cubrir el "hornito"

Como el calor va a disminuir conforme pase el tiempo dejaremos que se vaya enfriando y cuando todo esté frío o a muy baja temperatura (de hora y media a toda una tarde o noche) tendremos el pan listo.

CÓMO LO HACEMOS (PASO A PASO)

El proceso del pan es el de cualquier pan, un amasado con levadura que se deja reposar y luego un segundo amasado. Al finalizar el segundo amasado enharinamos una asadera, chapa o fuente que nos permita armar un "hornito" con una tapa encima.


Ponemos el bollo para que leude sobre una asadera enharinada, que luego irá sobre el suelo de la parrilla, o sobre el piso.



Utilizamos algún recipiente metálico para tapar el bollo dejándolo leudar dentro. Éste recipiente recibirá las brasas para que el calor cocine el pan por la parte superior y por los lados. Puede ser una olla o una lata que nos de el diámetro tipo de dulce de membrillo.


De esta forma queda armado el "hornito" con el bollo dentro.



Una vez que las brasas están disponibles (por ejemplo, al finalizar el asado) o listas si las hicimos especialmente procederemos a separarlas para poner sobre el suelo caliente la asadera.

Abrimos el espacio moviendo las brasas hacia los lados dejando la superficie del piso libre. 


Ésta superficie tiene una muy alta temperatura, tanto si la parrilla como si es sobre el piso.


Depositamos el "hornito" con el pan leudado dentro.


Ponemos brasas arriba y alrededor.




Cubrimos el "hornito" con las brasas bien encendidas para que el calor le llegue al pan por todos los lados. Por debajo recibirá el del suelo muy caliente y por los lados y en la parte superior el de las brasas.



Cuando el calor haya disminuido casi por completo (puede ser luego de un par de horas o lo podemos dejar de la noche para el otro día) sacamos las brasas.


Destapamos el hornito y el pan está bien cocido, crocante.


Pan integral a las brasas recién sacado del horno.